El 15 de febrero de 1898 ocurrió en el puerto de La Habana la explosión del acorazado "Maine", este incidente fue la excusa usada por Estados Unidos para invadir Cuba e iniciar la guerra hispanoamericana por la que España perdería su poder colonial en América.
El acorazado "Maine" era el buque más grande que había entrado al puerto de La Habana, en el siniestro perecieron las tres cuartas partes de la tripulación. El "Maine" había llegado a La Habana el 25 de enero de 1898, con el pretexto de realizar una "visita amistosa".
La presencia del navío estadounidense era una provocación contra España y formaba parte del plan preliminar para la intervención de Estados Unidos en la guerra que venía haciendo Cuba por su independencia de la Corona Española.
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La prensa estadounidense jugó un papel importante en la campaña antiespañola al responsabilizar a las autoridades de Madrid y La Habana del hundimiento del barco. Por su parte, los círculos políticos más agresivos de EE.UU. intensificaron sus demandas y presiones sobre el Ejecutivo para que este se decidiera a intervenir en Cuba.
Dos días después del hundimiento, las autoridades españolas crearon una comisión de investigación que llegó a la conclusión de que la explosión había sido, con toda probabilidad, interna.
Washington rechazó la proposición de crear una comisión mixta y formó la suya presidida por el capitán de navío William T. Sampson. El ambiente político que se había creado en Estados Unidos no era en nada favorable a una investigación imparcial y objetiva.
La prensa no cesaba de publicar artículos, declaraciones y testimonios que configuraban una atmósfera belicista. La comisión estadounidense se inclinó por explicar la destrucción del navío como resultado de dos explosiones.
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El escenario creado por los medios, políticos y militares estadounidenses contribuyeron a que la administración del presidente William McKinley, pidiera autorización al Congreso para terminar la guerra en Cuba, a la vez que solicitaba emplear, con esos fines, a las fuerzas militares y navales estadounidenses. El hundimiento del "Maine" había cumplido así una función: servir de pretexto a la intervención y la instauración de gobiernos cubanos que obedecían a las imposiciones de Washington, hasta el triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959.
Tras la victoria estadounidense se firmó el tratado de París del 10 de diciembre de 1898 con el cual España perdió Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico fueron oficialmente entregadas a los EE.UU. por 20 millones de dólares.