Un ataque suicida contra una manifestación pacífica que se estaba desarrollando en la capital de Afganistán dejo al menos 80 muertos y 231 heridos. La mayor parte de las víctimas son de la minoría Hazara, de la rama islámica chií, quienes organizaron la marcha. El Daesh reivindicó el atentado.
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El ataque fue reivindicado por el autodenominado Estado Islámico (Daesh por su sigla en árabe).
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En la agencia Amaq, vinculada al grupo terrorista, Daesh detalló que dos extremistas "detonaron cinturones con explosivos entre una concentración de chiíes en la zona de Dehmazang en Kabul".
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Cientos de personas se estaban concentrando en la plaza Demazang, cerca de la Universidad de Kabul, a varios kilómetros de la sede del Gobierno.
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La protesta transcurría entre fuertes medidas de seguridad: fue clausurado el centro de Kabul con controles y barricadas de palés y varios helicópteros sobrevuelan la ciudad, pero la manifestación era pacífica.
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La protesta se organizó porque se está excluyendo a dos provincias de esta minoría de un multimillonario proyecto eléctrico.
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Miles de hazaras exigían que la nueva línea de alta tensión entre Turkmenistán y Kabul pase por dos provincias (Wardak y Bamiyán) donde hay una gran concentración de población hazara.
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"¡Justicia!" o "¡Muerte a la discriminación!" eran algunas de las consignas que han coreado los hazaras durante su concentración para reivindicar sus derechos.
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Pero el Gobierno no quiere incluir a las dos provincias en el proyecto eléctrico porque costaría millones y retrasaría durante años un proyecto fundamental para abastecer de energía a Kabul.
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Ashraf Gani, el presidente de Afganistán, detalló que entre los heridos y muertos hay miembros de las fuerzas de seguridad y defensa.
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El portavoz de los talibanes, Zabaiullah Mujahid, ha negado cualquier relación de este atentado con su grupo. Además, condenó cualquier forma de división que beneficie "al enemigo".
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