Maestro – dijo enojado el Escorpión – ¿Por qué permites que el Gusano te diga infame, fracasado y perdedor si tú nunca lo has insultado a él?
¡Ah mi querido Escorpión! – respondió el Sabio Maestro – es porque sí lo he insultado.
Pero Maestro – replicó el Escorpión – nunca te he oído decir nada de él.
No de él – dijo el Maestro – pero al parecer cuando advierto a los demás acerca de los insectos a los que hay que evitar, el Gusano, por alguna razón piensa, que me estoy refiriendo a él.
Yo lo atacaría directamente – gruñó el Escorpión enojado –
Sí – dijo el Maestro – porque esa es tú naturaleza, sin embargo las hormigas trabajamos y trabajamos en procura de un objetivo, y no nos molestamos en prestar atención a los comentarios rastreros, de los pobres gusanos.
Autor: Mauricio Espinoza.