Revoluciones profundas, revoluciones fallidas | Blog | teleSUR
25 noviembre 2015
Revoluciones profundas, revoluciones fallidas

Muchos se preguntan por qué el Pueblo ruso mantiene el ánimo y está empeñado en liquidar el terrorismo del mal llamado Estado Islámico (EI), forjado y hechura del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica  (EE.UU.) y del terrorismo de los países que lideran la Unión  Europea (UE), como fachada del imperio decadente estadounidense, escudada en una legalidad perversa conocida como la Organización para el Tratado de Atlántico Norte (OTAN).

Revoluciones profundas, revoluciones fallidas

Y no son pocos los que, mezquinamente, se plantean que la Federación Rusa y Vladimir Putin no debieran meterse a proteger a los sirios, ni ofrecer ayuda a  Palestina, Grecia o países árabes y africanos que hoy son víctimas del genocidio, latrocinio, invasión y usurpación, del clan rapiña  de los aliados, liderados por Israel, EEUU, Francia, Alemania, Reino Unido y España, entre otros.

Muchos no entienden por qué los rusos sacrifican sus vidas por llevar libertad y por luchar contra el terrorismo. Muchos también, se asombran por cómo el gobierno que preside Bashar  Al Assad y el Pueblo de Siria han resistido toda la violencia de la que son víctimas, día a día, contra el terrorismo que lidera Barack Husseín Obama para asesinar y salir de Bashar Al Assad, con la intención  de  apropiarse de sus recursos energéticos y las vías expeditas para transportar gas y petróleo a Europa y Norteamérica.

Pocos entienden cómo el Pueblo sirio ha resistido, a pesar de la hipocresía del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas  (ONU), Ban Ki Moon, a quien le deparan su respectivo premio Nobel de la Paz.

El mundo hipócrita occidental asiste estupefacto e impaciente a la desaparición de la faz de  la tierra de lo que todavía resiste como la gran Patria Palestina, la que los asesinos judíos no terminan de liquidar, siendo que cuentan con el celestinaje de la mayoría de países miembros de la ONU, los que no pasarán de alguna resolución de esas que no sirven ni para retrete.

Nada de lo anterior referido es posible en los pueblos emancipados que resisten con dignidad y sacrifican comodidades por hacer posible un nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, si no hubiese de por medio una ideología y una conciencia colectiva que los revolucione de manera profunda para fines ulteriores y no caigan en la banalidad alienante que los medios de difusión masivos del capitalismo están acostumbrados a enseñar,  para hacer de sus pueblos unos pobres consumistas miserables y villanos que se venden al mejor postor y se entregan al esclavismo y opresión sin darse cuenta, sencillamente, porque están estupidizados con la ideología de la desideologización que las universidades al servicio del Estado burgués reproducen, incluso, en aquellos países en los que la revolución ha prendido como una mera reivindicación superficial y con lazos meramente afectivos, pero carentes de principios y valores que comporta una ideología revolucionaria.

Es así, como desde el Sur, cándidos de lado y lado, nos asombramos por hechos como los sucedidos en la Argentina, porque, en primer lugar, todavía nos autoengañamos con la conseja aquella de terceras vías y otros caminos para supuestos cambios que no son más que gatopardianos, porque la verdad inocultable es la lucha y tensión entre el capitalismo en sus múltiples caretas y versiones y el socialismo como proyecto colectivo que impone el bien común por encima del capital. Pero, para entender esto, hay que saber diferenciar entre ideologías y no ser una pieza más de esa ideología de la desideologización que, a  fin de cuentas, es una careta postmo del capitalismo más repugnante, como lo es la doctrina político-económica conocida como neoliberalismo.

En la Argentina, con Néstor Kirchner y con Cristina Fernández, el pueblo argentino fue emancipado y sacado de la miseria en las que los sumió el más  asqueroso neoliberalismo de corruptos como Carlos Nemen y la burguesía siempre parasitaria. Todas las necesidades del ciudadano común fueron cubiertas hasta hacerse parte inherente de su vida y un hecho natural que los más jóvenes no logran comparar con el pasado miserable vivido antes del kirchnerismo y los cuentos de los desaparecidos y torturas a manos del gorilismo de militares al servicio de EEUU,hoy no son más que anécdotas que van difuminándose en el tiempo. Resulta que los pobres dejaron de ser tales y al ser emancipados pasaron al formar parte de una media clase autodenominada “clase media”, que como tal,  heredó la naturaleza servil hacia la burguesía y aprendió a ser remedo de la burguesía, porque en la Argentina, más allá de las consignas efervescentes contra el pasado, gobierno  y Pueblo le huyeron al contenido ideológico y la palabra “socialismo“ se les hizo anacrónica y de marginales.

Pues bien, esa engrosada y mayoritaria clase media a la que jamás se logrará satisfacer sus deseos y estados de necesidades reales o irreales,  poco a poco, con ayuda de los medios y por la gracia del propio gobierno, aprendió a odiarlo y fue acumulando fuerza hasta que colocó a uno de sus verdugos en el poder, nada más y nada menos, que a otro de los parásitos de la clase explotadora, el que no tardará muchos días en hacerles sentir el peso de su impronta fasciocapitalista. 

Pues, más allá de las intemperantes amenazas de Mauricio Macri, aún cuando hemos sido víctimas de la derecha fascista internacional y criolla, pero hemos sabido resistir, el peligro que se cierne sobre Venezuela está en que nuestras universidades siguen reproduciendo ideología burguesa, es decir, forma a esa nueva clase de igualados que conocemos como clase media y que se cree que es burgués como buen remedo que se pretende, sencilla y llanamente, porque la ideología revolucionaria, bolivariana, socialista y chavista, aún no ha cundido como conciencia profunda  que nos conduzca a una revolución profunda, sino que la ligazón “Pueblo – Gobierno” aún cuando es mayoritaria, es fundamentalmente , afectiva, clientelar y muy interesada, incluso, potenciada por los medios de comunicación masivos con los que cuenta la derecha venezolana.  

La ventaja que aún tenemos en Venezuela está en que si Barack Husseín Obama no logra en los próximos días y primeros meses del año 2016, invadir y asesinar al pueblo venezolano, en cumplimiento de su Executive Order, producto del fracaso electoral del oposicionismo en las elecciones para diputados a la Asamblea Nacional  (AN), del próximo seis de diciembre  (6-D), la oportunidad será muy clara para que se profundice la revolución, que a diferencia de otros predios ha buscado congraciarse con la llamada clase media y, por ende, con sus dueños, la burguesía, lo que sólo será posible si se líquida el viejo modelo de universidad reproductora de ideología burguesa y se impone por la vía de los hechos del Poder Popular, la Comuna como único camino real para la construcción de una revolución irreversible y profunda. No son pocos los que subestiman al obrero Nicolás Maduro, así como subestimaron al Comandante Hugo Chávez y ya todos sabemos que la mirada del Gigante de América recorre el mundo y está en la mirada de los niños, de los pobres  y oprimidos que hoy se levantan y hacen posible el nuevo mundo.


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Perfil del Bloguero
Nacido en Mérida, Venezuela.Narrador y ensayista. Activista político de base, del PSUV. Comunicador de Calle del SiBCI, No. 16004.Profesor universitario e investigador de fenómenos sociales y del habla espontánea.Profesor en Lengua Materna; Magister Scientiae en Literatura Iberoamericana; Doctor en Ciencias Sociales.



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