Militancia y fanatismo | Blog | teleSUR
4 mayo 2017
Militancia y fanatismo

Todos los sondeos de opinión muestran que el Congreso es la institución más desacreditada de Colombia. Esos mismos sondeos dicen que la favorabilidad de las FARC-EP, aunque no es mucha por ahora, es superior a la del Congreso. Mauricio Lizcano y Miguel Ángel Pinto, quienes presiden en su orden el Senado y la Cámara, impartieron órdenes para que los voceros de la guerrilla que han pactado un acuerdo de paz con el gobierno no pudieran participar en un evento de reconciliación en la sede del Capitolio. Una curiosidad: Lizcano está relacionado con una investigación sobre compra ilegal de tierras arrebatadas a personas desaparecidas. Pinto, es un político más, que probablemente no hará historia. Lizcano y Pinto son dos profesionales de la política y viven de ella.   

Militancia y fanatismo

Nada más mentiroso que exhibir al Capitolio, sede del Congreso de la República, como símbolo de la democracia. En 1914 en las escalinatas del Capitolio fue asesinado a golpes de hacha el liberal Rafael Uribe Uribe por dos fanáticos que hacían parte de un complot en el que estuvieron envueltos oligarcas del Partido Conservador, curas sectarios y policías corruptos. En el Salón Elíptico del Capitolio se han dicho los discursos más violentos en la historia de Colombia, arengas que lanzaron a la nación a una guerra sectaria, sanguinaria, que costó la vida a millares de liberales y conservadores humildes. Por los asientos y micrófonos del Congreso han circulado gángsters, genocidas y un largo etcétera de políticos condenados por homicidio, concierto para delinquir, hurto y narcotráfico. Con el prontuario del Congreso de Colombia se pudiera hacer una serie de TV, que haría ver a las confabulaciones ejecutadas por Frank y Claire Underwood en House of Cards como meros juegos infantiles. 

Una cosa es la democracia y otra las elecciones. Colombia tiene un largo historial de elecciones lo cual no se traduce en vida democrática. Colombia lleva décadas sin vida democrática. Miles de asesinatos de naturaleza política son la prueba palmaria de que la democracia colombiana es un embuste. El blanco principal de los homicidas han sido los miembros de la izquierda, pero también han recibido balas algunos líderes liberales, conservadores y de otras formaciones políticas. No se puede hablar de democracia en Colombia si la militancia política se penaliza con la muerte a mansalva. Si no hay democracia, no hay demócratas.

En Colombia pareciera no haber militancia sino fanatismo. Los militantes argumentan, los fanáticos vociferan. Si asesinan a uno de la derecha, la izquierda calla. Si asesinan a uno de la izquierda, la derecha calla. Cuando todo el arco político del país cierre filas en contra de un asesinato de naturaleza política, las cosas empezarán a cambiar. Eso no está pasando en Colombia, por tanto, no podemos hablar de vida democrática. Lizcano y Pinto, presidentes de las dos cámaras, nacieron en un país en los que no hay vida democrática, razón les cabe entonces para inquietarse cuando una ligera y desconocida brisa trata de aliviar la rigidez e intolerancia de sus rostros.

Colombia está en un momento que demanda militantes, no fanáticos. Militantes que contribuyan a crear vida democrática. Que argumenten y escuchen. Qué vean en los actos, mítines y marchas de la derecha, los marihuaneros, la izquierda, las iglesias, los anarquistas, los antiabortistas, las prostitutas, los taxistas, los transexuales, las víctimas, los ateos, los animalistas, los estudiantes, los taurinos, los ex guerrilleros, los lisiados de guerra, los feministas, las madres y los amantes despechados, como parte de la normalidad de un país que trata de dar los primeros pasos de vida democrática.

Remate: La música, el arte y la literatura son buenas para la salud mental de un país. La FilBo 2017 demostró que la palabra bien empleada y el papel son un buen antídoto contra la rabia y el fanatismo.

* Escritor y analista político

En Twitter: @Yezid_Ar_D


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Perfil del Bloguero
Escritor y analista, diplomado en resolución de conflictos y cultura de paz.



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