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3 julio 2016
La magia de los medios de comunicación

El título de este articulo está relacionado con una frase que solían decir animadores de televisión hacia finales de la década de los setenta del siglo pasado, en Honduras: “disfruta usted de este espectáculo gracias a la magia de la televisión”. Con la tecnología esa “magia” se ha extendido, Internet gracias, a las redes sociales que, junto con la prensa escrita y la radio, conforman un cordón de acero apretado alrededor de las mentes de una opinión pública incapaz de notarlo.

La magia de los medios de comunicación

Primero, debemos convenir que estos medios, por diversos y accesibles que parezcan, forman parte de un todo, que permite la hegemonía de la clase dominante en el mundo. Por esa razón, hay dos cosas que tienen una expansión sostenida a medida pasa el tiempo: la Coca Cola y los medios tecnológicos que permiten el acceso a los medios de comunicación. Por pobre que sea una región, en cualquier parte del planeta, esta se encuentra dentro de las rutas de distribución de la Coca Cola, y dentro del rango de cobertura de uno o más medios de propaganda.

La cultura y, por tanto, el comportamiento de las sociedades se va uniformando, y siguiendo patrones similares. Irónicamente, las famosas libertades individuales que tanto nos promocionan, son cercenadas hasta el punto de estandarización total; cada vez más somos menos particulares para pasar a consumir lo mismo. Peor aún, cada día que pasa somos menos dueños de nuestras opiniones. Sin darnos cuenta, argumentamos, debatimos, nos peleamos, nos angustiamos y somos felices bajo la dirección de quienes ostentan el poder, y hasta hablamos el lenguaje que ellos disponen.

Hasta aquí el tema más general, sobre el que existen muy buenos trabajos especializados, queda para ilustrar que lo que sucede en Honduras, perfectamente puede estar sucediendo en otros lugares con algunas variantes. El trabajo consciente de los grupos de manipulación al servicio de los dueños del mundo, nos ponen ahora en una situación tal que lo que vemos y lo que percibimos son, la mayoría de las veces, cosas distintas.

En Honduras la situación alcanza límites muy singulares, pues la maquinaria mediática trabaja de una manera tal, que la realidad ha dejado de estar presente en la mayoría de los debates cotidianos. En su lugar, todo está lleno de emociones, frustraciones, esperanzas, desesperanzas, impotencia, miedo, terror, pánico y más. En este ámbito, esta red de medios ha logrado dejar en segundo, o tercer, plano los problemas más asfixiantes para la sociedad, y han dado lugar a temas que, sin información ni verdad, vuelven estéril cualquier discusión.

La desfachatez de la manipulación, ha llegado a extremos que eran impensables hasta hace poco; incluso muchas personas que se han jactado de tener una opinión “independiente” o “imparcial” de las cosas, han caído en la trampa de aquellos a quienes adversan. Una sociedad tan pobre, en un país tan importante para los intereses geoestratégicos de un imperio en apogeo, es un ámbito fértil para llevar adelante esta guerra, conocida por muchos, pero entendida y explicada por muy pocos.

Centrémonos en unos cuantos ejemplos (con el perdón de los lectores si este trabajo se extiende mucho), que ya tienen carácter de mitos, y que sumen en profunda confusión y ansiedad los estados de ánimo en este país que dejó su monotonía el 28 de junio de 2009, cuando despertó en medio del shock de un Golpe de Estado que no se explica bien, pero que muchos le empujan a olvidar.

1.- La Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, mejor conocida como MACCIH. Este organismo extraterritorial, formado a partir de la imagen de la CICIG en Guatemala, pero tutelada por la funesta OEA, y al servicio de los intereses gringos en este país. Muchos creen que esta ha llegado como “justiciera” a castigar corruptos y a no dejar pasar ninguna impunidad. En muchos casos, algunas personas, creen que este organismo hará el “milagro” de quitar del medio a Juan Orlando Hernández, del mismo modo que Otto Pérez Molina acabó en la cárcel en Guatemala.

2.-La reelección es un tema polarizante, debatido entre quienes se oponen a Juan Orlando Hernández, especialmente porque se oponen a la misma por ilegal. A falta de entendimiento, muchos se aferran al carácter pétreo de una constitución violada más veces que su tiempo de existencia, y a un “estado de derecho” que solo funciona cuando se trata de castigar a los indefensos y a los que proponen cambios.

3.- La “culpa” de la reelección es de Mel Zelaya. Aunque el asunto concreto del continuismo es llevado adelante por toda la maquinaria del Partido Nacional en el gobierno, los medios de comunicación alientan un debate alrededor de supuestas ambiciones personales del expresidente que no tiene acceso a medios masivos de comunicación, ni controla costosas estrategias de campaña en redes, y apenas tiene acceso a las redes sociales, en las que libra una batalla exitosa frente a recursos monstruosos.

4.-Los estudiantes universitarios son delincuentes, y son tratados como tal. Los medios se refieren a ellos como “encapuchados”, y son exhibidos con grilletes y esposas, tal cual peligrosos delincuentes. Su lucha por la educación pública se deja de lado, y, en el mejor de los casos, los acusan de ser parte de una conspiración del Partido LIBRE (si, adivinó usted, de Mel Zelaya). Lo curioso, es que la opinión de la clase media en las redes sociales, es bastante timorata frente a este problema, y aun quienes simpatizan con la causa de los jóvenes no lo ven como un asunto de interés colectivo, ni pasan a un debate abierto en su favor.

Estos son solo cuatro de varios temas que se usan para eliminar de la discusión cotidiana otros temas verdaderamente asfixiantes como la devaluación de la moneda, la subida acelerada de los combustibles o el encarecimiento de la energía eléctrica y el agua, que en conjunto provocan de inmediato un empobrecimiento real y galopante de las mayorías. Igualmente, la violencia, la inseguridad, la militarización y la paramilitarización de la sociedad entera que hace que todos vivamos en un virtual estado de sitio, y que nos mantengamos inmovilizados, víctimas del terror y profesando miedo y desconfianza hacia nuestros vecinos.

No es una exageración afirmar que en Honduras hoy la economía la dirigen los organismos financieros internacionales; la seguridad está a cargo del Comando Sur de los Estados Unidos, y la política exterior es controlada por el departamento de Estado de ese país. La complacencia de la administración de Juan Orlando Hernández, no tiene precedente en este país, y eso es decir bastante. No existe razón alguna para pensar que los Estados Unidos actuaran en su contra, y aun así la llamada “oposición” cree a pie juntillas cada día, que los gringos se lo llevaran para juzgarlo y al fin hacernos felices.

Hace apenas unas horas el Presidente del Consejo Central del Partido Liberal, Mauricio Villeda decía que Mel Zelaya debía dejar de llamar al “uso de las AK47” y que mejor se alineara para defender la constitución de la república. Los medios difundieron ese mensaje de mil formas, y ya figura hasta en “memes” en las redes sociales. Por supuesto, cuentan con la “mala memoria” de la opinión pública que seguramente ya olvido que el que hace el llamado es el mismo Villeda que alentó el Golpe de Estado Militar de 2009 (destruyendo el Estado de Derecho), que alentó el uso de las armas contra la resistencia del pueblo hondureño, y que llamó terroristas a los partidos de izquierda del continente, hermanos del Partido LIBRE.

Y por si las andanzas de este singular personaje, salido de la inquisición del Opus Dei, fuera poco, habla en nombre de la cúpula del Partido Liberal de Honduras que ha jugado a ser parte de la oposición, pero le entrego descaradamente todo lo que pudo al régimen de Juan Orlando Hernández. Sin mencionar, que el mayor patrocinador de este último es Carlos Roberto Flores, dueño del partido liberal, y hombre operativo de los gringos en Honduras desde hace décadas. La realidad se encuentra muy lejana de nuestras discusiones. Vemos culpables donde no están, y nos regocijamos con los llamados legalistas de los mismos golpistas que aun retienen el poder, y que después de siete años apuestan todo a la amnesia colectiva.

La realidad es que ni la MACCIH se llevará a Juan Orlando Hernández para que Honduras quede libre de corrupción, ni la legalidad es un elemento al que podamos recurrir para encontrar justicia. El régimen hondureño es de vital importancia para los planes geoestratégicos de Estados Unidos para la región, y ellos son su principal sostén por lo que desde su amparo el presidente “hace lo que tiene que hacer”.

La educación pública, especialmente la superior, está en una profunda crisis relacionada directamente con la profundización del neoliberalismo y el gobierno del FMI en Honduras. La destrucción de la lucha estudiantil es de vital importancia para el régimen por su clara tendencia a alcanzar con rapidez altos niveles de organización, lo que amenaza la efectividad de la maquinaria de manipulación mediática. Destruir el movimiento estudiantil es tan importante como arrancar del imaginario colectivo la idea de que el Partido LIBRE es una alternativa real. Además, no es tampoco remoto que se busque despedazar el liderazgo estudiantil como parte de la estrategia para liquidar la opción anti sistémica, representada por LIBRE.

Y la famosa “reelección”, confundida por la manipulación mediática con el continuismo (no de Juan Orlando Hernández, sino de la ofensiva neoliberal y la agresión contra las democracias progresistas de América Latina), no es un asunto de legitimidad. Es parte de un plan orgánicamente sostenido desde el Comando Sur, y que avanza, y seguirá avanzando, con o sin Manuel Zelaya Rosales. Este plan cuenta con la complicidad explicita de la cúpula del Partido Liberal (es decir apoyado por Carlos Flores y Mauricio Villeda, entre muchos) y apoyado por Salvador Nasrala (aunque es improbable que por todos los miembros de su Partido Anti Corrupción).

La situación en Honduras se ha complicado mucho desde el golpe de estado de 2009. Los golpistas en control del estado, con el apoyo de Estados Unidos, no han logrado cerrar ese asunto. Con el continuismo buscan cerrar esa etapa borrascosa, pero solo es posible si y solo si, en el camino destruyen la idea de resistencia del pueblo hondureño, representada (de repente sin tanta claridad de parte de muchas personas) por el partido LIBRE. Tan cierto es esto que muchas personas, afines al golpismo, pero contrariadas por el régimen de Juan Orlando Hernández, son presas hoy de una esperanza de que se acaben sus dos problemas; que se vaya Juan Orlando (más precisamente que se lo lleven los gringos) y que se destruya LIBRE junto a Mel Zelaya, y así volver a la zona de confort del bipartidismo con otra forma.

Muchas versiones van y vienen. Incluso las hay que hablan de una conspiración en la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas que volverían a cumplir con su “misión constitucional” de defender la constitución (¿se habrán preguntado si dar golpes de Estado es constitucional?). Ingenuamente, muchas personas que son de izquierda creen, confían en la “salida” de un nuevo golpe de estado. No terminan de sorprender tantas ironías. ¿La “ilegal” reelección se debe detener con un “legal” golpe de estado?

Posiblemente la lectura de estas líneas produzca más interrogantes que respuestas. Queda claro que existe una manipulación planificada que está orientada allanar el camino del continuismo, representado por Juan Orlando Hernández, y la misma es llevada adelante por una maquinaria mediática que define el debate de la opinión pública que se exacerba en miles de discusiones en las redes sociales. La mayor parte de esas discusiones, carentes de información verdadera, chocan en un muro emotivo que no permite la coordinación y organización de quienes pueden moverse en la dirección opuesta al continuismo.

Como está planteado todo en este momento el pueblo está destinado a ser actor clave de su propia destrucción como sujeto histórico, pero más bien un espectador pasivo en la construcción de un orden absolutamente neoliberal, tutelado por Estados Unidos y administrado por una clase política traidora.

La única vía para superar este fino trabajo de manipulación es la movilización general para crear decenas de miles de círculos de discusión, persona a persona, en todo el país. Paralelamente, se requiere la revitalización de los movimientos sociales, que deben tener una visión clara hacia un objetivo único; romper la hegemonía neoliberal, que solo se logra tomando las riendas del Estado (al menos como primer paso). La criminalización de la protesta social debe combatirse con más Movilizacion; mas organización, y todo con un fin político. Los movimientos sociales no pueden ni deben renunciar a la militancia partidaria antisistema.

Finalmente, la lucha estudiantil es una causa de toda la sociedad. No se trata de personas; se trata de un sistema que trata de privar las mayorías de un acceso a la educación, y, por ende, de una sociedad que, para sobrevivir, debe unirse para defender su patrimonio más valioso: la juventud que lucha.


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