El New Deal griego | Blog | teleSUR
12 febrero 2015
El New Deal griego

I
Dos semanas antes de vencer en las elecciones, Alexis Tsipras –jefe de Syriza- escribió una carta abierta al pueblo alemán. Allí buscaba legitimar sus propuestas frente a las políticas de austeridad impuesta por la troika. Esta fuerza política de la periferia, advertía que la pesada deuda (más del 180% del PBI) no podía ser saldada sin una renegociación y, mucho menos, sin la instalación de un nuevo régimen político. En esa carta –reactualizando una inspiración rooseveltiana- proponía “crear un New Deal europeo, dentro del cual nuestro pueblo pueda respirar, crear y vivir en dignidad”. Fundar un nuevo pacto o compromiso político, tanto con sus ciudadanos, como con los Estados de la Unión Europea. Lo importante: salvar al Estado y a la Nación. Dotarlos de sus capacidades y representaciones para dirigir una negociación de la deuda y –al mismo tiempo- crear riqueza y no perder capital político interno.  

Greek Prime Minister Alexis Tsipras delivers his first major speech in parliament in Athens February 8, 2015.

II
Tsipras se transformó en Primer Ministro. Se preparó para ello. “Llegó” a un Estado en bancarrota y a un “territorio político” que lo coloca ante poderosos actores locales e internacionales (bancos, organismos del crédito internacional, Banco Central Europeo, Angela Merkel). Su fuerza obtuvo 149 votos y debió acordar con el partido Griegos Independientes (ANEL) para lograr su elección.  De esta manera, han encontrado un aliado de derecha que los ayude a ensayar una nueva geometría de poder al interior de Grecia y, tal vez, de Europa.

La gobernabilidad y estabilidad griega son desde el primer momento una preocupación central de Syriza.  Podríamos indicar que existen cuatro cuestiones que podrían garantizarlas: primera, un sistema de alianzas entre partidos; segundo, la ampliación de la adhesión social; tercera, la vinculación con espacios políticos y con electorados en el resto de Europa y, cuarta, la inversión de capitales de países que poseen ciertos resquemores o interés contradictorios con Bruselas (como China y Rusia). A esto debería sumarse la recreación de la identidad nacional griega, un aspecto que comienza a establecerse como central a la hora de imaginar o delinear una posible comunidad política. Las referencias de Tsipras –en el discurso de asunción- a los héroes helenos que murieron batallando contra el fascismo y el pedido de las reparaciones de guerra a Alemania por su rol en la Segunda Guerra Mundial dan cuenta que dicha identidad puede ser otro punto de unión con la ciudadanía y con otras fuerzas políticas.  Ello ya ha tenido sus frutos, un 72% de los griegos apoyan la pugna contra Bruselas y Berlín.

III
Como resultado del acuerdo, el partido Griegos Independientes, incorporó a su máximo dirigente como Ministro de Defensa (Panos Kamenos). Casi un lugar común para colocar a un partido de la derecha nacionalista. Pero a su vez, le aporta trece parlamentarios, conformando así una mayoría absoluta. Panos Kamenos, que abandonó en 2012 al conservador Nueva Democracia (ND) por avalar las medidas de austeridad fiscal fundó un partido de derecha que, paradójicamente, acompañará un programa de importantes reformas sociales. En este contexto crítico, esta fuerza puede dar cuenta del surgimiento de una derecha que sin romper con la unión europea avale políticas orientadas a la recreación del mercado interno. Inclusive, aceptando la nacionalización de los hijos de inmigrantes y una amplia política de atención a los pobres. El contexto europeo es un magma de posibilidades.

IV
Syriza encontró aval parlamentario a sus propuestas. La restitución del servicio de energía eléctrica a miles de griegos que no podían pagarlo; la recontratación de los empleados estatales despedidos en los diversos ajustes; el aumento del salario mínimo (de 586 a 751 euros); el acceso universal a la salud; la prohibición de los desalojos y la cancelación de proyectos de privatización dan cuenta de una fuerza política que restituye derechos y, al mismo, tiempo busca amplíar su base electoral. Esta demostración de fuerza y voluntad se transformó en un dato político para aquellos espacios neoconservadores que observan el surgimiento de nuevos movimientos políticos en la “periferia”. Estas nuevas expresiones suscitan dos interrogantes que se repiten entre los analistas: ¿Cómo conciliar las “reglas europeas” con electorados nacionales y ampliamente legítimos que se resisten a ellas? Y, por último, ¿Qué hacer con éstos cuando llegan al poder?
 
V

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha intensificado la presión para que Grecia acepte el “rescate” y no quiebre las “reglas”. La política disciplinatoria parece ser la única respuesta posible a la crisis y a la demanda de “solidaridad” fiscal que solicita el gobierno griego. Por el momento, ha solicitado otra “salida”, un acuerdo puente (una línea de financiación entre 10 mil y 20mil millones de euros) que lo libere de las exigencias políticas y económicas del rescate. El Eurogrupo, dirigido por gobiernos neoconservadores, ha legitimado una política de cercenamiento de derechos ciudadanos en pos del equilibrio fiscal. No solo eso. La búsqueda de dicho equilibrio ha sedimentado una rutina o fórmula política y financiera que si bien ha congregado criticas posee todavía importantes recursos para limitar al gobierno griego.  
La pulseada con el Eurogrupo expresará la fortaleza y debilidades de los actores, como la capacidad para movilizar recursos en pos de sus propósitos. Hay demasiados espectadores que añoran otros escenarios.


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Perfil del Bloguero
Doctor en Ciencias Sociales (UBA), Investigador CONICET/Instituto Gino Germani, Profesor de la Universidad Nacional de San Martin - IDAES, Área de Análisis de Coyuntura Política del Centro Estratégico Latinoamericano de Análisis Geopolítico (CELAG).



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