El Isauro Arancibia. Segunda Parte: pedagogía de la lucha y la memoria | Blog | teleSUR
1 septiembre 2015
El Isauro Arancibia. Segunda Parte: pedagogía de la lucha y la memoria

Los expedicionarios visitantes del Isauro Arancibia aquél 28 de mayo de 2015 recorrieron las instalaciones en el medio de un movimiento incesante de niños, jóvenes y adultos.

En la nota previa sobre el Isauro vimos algunos resultados significativos, el modo en que los propios estudiantes definen su paso por la institución.

Aquél era un día especial. La invitación especial enunciaba en el cuerpo central de la tarjeta, de colores muy vivos: “El Isauro no se derrumba, sigue en pie y luchando por la educación para que todos los chicos de esta Ciudad ejerzan su derecho a soñar y a vivir una vida digna como lo imaginaron los patriotas de Mayo”.

Desde sus orígenes el Isauro Arancibia debió enfrentar duros desafíos para consolidarse como propuesta pedagógica y fue en los últimos ocho años de gobiernos neoliberal-conservadores el lapso de mayores amenazas a su continuidad. La comunidad pedagógica debió esbozar inteligentes estrategias de resistencia y ha avanzado en la consolidación de un proyecto cuyas aristas políticas y pedagógicas tienen mucho para decirnos. Esta invitación elaborada en la comunidad expresaba dos puntos importantes: la lectura de la Revolución de Mayo como un proyecto vigente y con asignaturas pendientes; y, segundo, la reivindicación del derecho de todos los niños y niñas a soñar y a vivir una vida feliz. Los que menos tienen, los más perseguidos y discriminados, se pronuncian con alegría por el derecho de todos y todas. He aquí una evidencia muy concreta del tipo de “calidad educativa” que ha promovido esta comunidad.

Sigue la invitación:: “Porque tenemos un motivo para festejar y para ‘no olvidar’. Seguía: “Acto Formal de Nuestra Fiesta Patria”. Luego: “Festejaremos que gracias a la lucha conjunta logramos mantener el edificio de nuestra escuela en pie y mejorarlo”. Terminaba la convocatoria programática. “Plantaremos un árbol en memoria de nuestro compañero Roberto Autero asesinado por la Policía Metropolitana”.

En su intervención la directora Susana Reyes proclamó, de manera conmovedora: “estoy orgullosa. A la violencia de la Metropolitana contra nuestros pibes, nosotros respondemos de esta manera: plantamos un árbol. Respondemos con memoria, porque no nos olvidamos. Porque cuando hablamos de Roberto y de cómo la policía metropolitana lo fusiló (...) y estamos denunciando eso, seguimos recordando a los treinta mil compañeros detenidos desparecidos. Entonces estoy orgullosa de esta escuela y cada vez agradezco más ser maestra, y estar trabajando con los maestros, y tener los alumnos que tenemos, y los compañeros y amigos que siempre están con nosotros. Hoy festejamos, festejamos que los pibes puedan tener un proyecto. Festejamos que ya no es que se imaginan sólo hasta los treinta años, festejamos que pueden pensar en un oficio, que pueden pensar en vender una revista, en coser una eco-bolsa, en hacer la secundaria, en armar una agrupación que se llama hermanos de calle, que nos llena de orgullo, entonces...¡eso es lo que festejamos hoy! Festejamos el estar todos juntos y el saber que no estamos solos y vuelvo a decirles, chicos: ¡son el orgullo de todos los maestros! No hay nada que me emocione más que venir a la escuela todos los días y verlos, darles un beso cuando se van, abrazarlos cuando vienen, que los hinchamos bastante ya sabemos, pero los queremos con todo el corazón. Gracias a todos, porque el Isauro está en pie, porque el Isauro crece, porque en este edificio, dentro de poco tiempo, vamos a inaugurar un centro de formación profesional con todos los oficios...¡Todo el edificio es nuestro, chicos! Todo, por la lucha que llevamos adelante,  y de la cual formó parte Robertito Autero”.

El vibrante discurso de Susana – su tonalidad, su fuerza, la energía de sus movimientos, el brillo de su mirada- deja entrever el proyecto pedagógico del Isauro, sus apuestas fundamentales y sus logros.

La propuesta pedagógica del Isauro tiene como plataforma una idea fundamental: los y las estudiantes son sujetos de derecho y la institución escolar debe organizarse alrededor de esa definición. Todo debe ser organizado de manera que los y las educandas se conviertan en el centro de la vida escolar. Y para ello deben ser consideradas sus condiciones de existencia, debe ser promovida su capacidad de leer el mundo, de contarlo desde sus perspectivas y brindar herramientas para luchar por transformarlo.

Por esto es que los rígidos esquemas de la educación tradicional- preocupada y ocupada en que todos se allanen al cumplimiento de la disciplina y la adopción acrítica de los conocimientos definidos como legítimos, neutros, objetivos e incuestionables aquí son radicalmente desconfigurados.

Es otra la educación que se propicia, es otro el modo de construcción curricular, es otro el papel que juegan los docentes, y su modo de relacionarse se da de bruces con el modelo tradicional individualista, cortoplacista y conservador de la labor de enseñar. No hay margen para eso: la perspectiva política del derecho a la educación y las realidades muy duras de los y las estudiantes exige una atención permanente, disposición a revisar lo planificado, generar respuestas adecuadas para asegurar los procesos de aprendizaje en condiciones precarias.

Este modelo reclama un modelo colectivo de trabajo docente y es así que la comunidad de los docentes se reúne regularmente una vez por semana a debatir sobre los diversos temas que afectan a la dinámica institucional.

El compromiso individual y colectivo de los y las trabajadoras de la educación con esos muchachos y muchachas no se mide en términos salariales, sino humanos políticos y pedagógicos.

Algunos estudiantes graduados se desempeñan como “operadores”, trabajando entre chicos de la calle para asegurar que se incorporen al Isauro, y así se genera un vínculo virtuoso entre la institución y su contexto.

En la nota previa sobre el Isauro vimos algunos resultados significativos, el modo en que los propios estudiantes definen su paso por la institución.

Emanuel reflexionaba en estos términos, aquél 28 de mayo: “Estamos aquí porque no hay ningún refugio donde podamos escondernos de nosotros mismos...Hasta que una persona no se confronta a los ojos y en el corazón de los demás...Escaparnos... hasta que no permite a los demás compartir sus secretos, no se libera de ellos, si tiene miedo de darse a conocer a otros al final, no podrá conocerse a sí mismo y a los demás, y estará sólo. ¿Dónde podemos conocernos mejor, sino en nuestros puntos comunes? Aquí, juntos, una persona puede manifestarse claramente, no como el gigante de sus sueños ni el pequeño de sus miedos, sino como un hombre o como una mujer, parte de todo, como parte de los demás. Sobre estos cimientos podemos aceptarnos y crecer no sólo en la muerte sino vivos, para nosotros mismos y para los demás. Y como bien dijo mi compañero, vamos a seguir de pie luchando por una vivienda digna, por una escuela pública para todos, porque eso es lo que queremos, para eso está formada esta organización, porque tenemos derechos igual que todos, igual que los ricos que tienen auto, tienen departamento, tienen todo...nosotros también queremos eso, somos personas, y vamos a seguir luchando por eso...”

Estas palabras finales dan cuenta de la labor pedagógica (que es siempre política) del Isauro, ese lugar de emancipación que aporta la evidencia de que es posible forzar el límite de lo posible aún en condiciones muy difíciles. Aquellos niños, jóvenes y adolescentes que sobreviven, abandonados a su suerte, nos interpelan, nos desafían, y nos avergüenzan por lo que no hicimos, por lo pendiente, por un orden inaceptable. Una enseñanza del proyecto pedagógico del Isauro es el impulso más acción política colectiva para transformar esta sociedad injusta.

Y aunque sufren en sus propios cuerpos las marcas de la injusticia,  sin embargo ven en el Isauro un lugar de reconocimiento, de participación y de educación democrática que repara en parte los crímenes que contra ellos y ellas viene cometiendo un orden inaceptable. Es aquí  donde las palabras de Martí vuelven a encontrar un eco inmediato: “La enseñanza, ¿quién no lo sabe? es ante todo una obra de infinito amor. Las reformas sólo son fecundas en el espíritu de los pueblos”

Susana Reyes y los docentes del Isauro hacen de estas palabras hermosas realidades pedagógicas que proyectan el humanismo invencible de la ternura venciendo al odio, habilitando futuros de dignidad, lucha y justicia.


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Perfil del Bloguero
Graduado en ciencias de la educación. Imén es actual director de Idelcoop, Sec. de Investigaciones del CCC Floreal Gorini, docente e investigador de la Unjiversidad de Buenos Aires (UBA) y asesor de sindicatos docentes. También es autor de los libros: “La Escuela Pública Sitiada. Crítica de la Transformación Educativa”, “Pasado y presente del Trabajo de Enseñar".



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