Del Sionismo al Sionanismo y al SioNazismo | Blog | teleSUR
5 febrero 2016
Del Sionismo al Sionanismo y al SioNazismo

Ban Ki-Moon quien trabaja como Secretario de la Organización de las Naciones dice, y dice muy bien: la frustración y las reclamaciones de los palestinos se están acrecentando bajo el peso de casi medio siglo de ocupación. Ignorar esta situación no la hará desaparecer. Nadie puede negar que la realidad cotidiana de la ocupación provoca la ira y la desesperación, los principales impulsores de la violencia y el extremismo que socavan cualquier esperanza de una solución negociada de dos Estados.

Agentes sionistas continúan su asedio contra el pueblo palestino

Un sionista que se dice vocero de los judíos ocupantes le responde: …el concepto de dos-estado ha muerto, y sólo anticuados como usted Sr. Ban siguen obsesionados con reactivarlo. Mientras usted lo difunde como la única solución, existen muchas otras ideas viables para un futuro mejor. Es hora de que un inepto como usted salga de la escena y deje a los pueblos nativos que lo solucionen solos.

De manera que este fascineroso se comporta igual que como se comportaron con los mexicanos en California en el Siglo XIX. Primero los despojaron de sus tierras, los mexicanos acudieron a las cortes de Estados Unidos, ganaron pero les cobraron tanto dinero por el juicio que tuvieron que vender su tierra a los mismos que se la habían despojado.

Para los sionistas no hay sheriff que valga, ni secretario general de la ONU que respeten. Son cuatreros, son ladrones y criminales, pero no cuatreros, ladrones y criminales cualesquiera, lo son “por derecho divino”.

No ignoro la grandeza que en su momento tuvo la palabra sionismo, cuando manifestaba un legítimo amor por la tierra de nuestros antepasados, cuando proponía el socialismo como una forma de gobierno. Pero luego me acuerdo que el Partido Nazi, literalmente significaba nacionalista y socialista y veo como nazismo y sionismo se han homogeneizado, hecho simbiosis, al grado tal que a veces parece que el educado doctor Hyde viste un limpio  uniforme nazi, mientras que el incontrolable y siniestro doctor Hyde lleva en su pecho la bandera ensangrentada con la estrella de David.

Pobrecitos sionistas, nadie los comprende, ni Obama, ni Ban Ki Moon, ni nadie ¿Quién tiene que venir para que crean a sus críticos? ¿El Mesías? ¿Uno de sus  premios Nobel en medicina o genética? Dónde está la prueba ciega de  ADN que dice quien tiene derecho de sangre sobre un condominio en Cisjordania y cuál es la vivienda que debe ser derribada porque huele a palestino?

El Secretario de las Naciones Unidas advierte con sabiduría que para muchos jóvenes palestinos se acabó la esperanza. En toda la historia de la humanidad, cuando se acaba la esperanza solo aparece la muerte, la propia o la de los contrarios. ¿Qué esos judíos no saben interpretar la historia de Masada, cuando un suicidio colectivo fue la única salida a quienes no aceptaron la dispersión ordenada por Roma? Si conocen esta historia ¿por qué habría de sorprenderles que los palestinos den su vida a cambio de lo que consideren necesario?

En Europa se pide marcar lo que se produce en territorios ocupados e Israel clama antisemitismo; se toma la decisión en Estados Unidos, e Israel clama antisemitismo, quejándose además del presidente Obama. En Rusia el presidente Putin ataca blancos del fanatismo islámico e Israel manda a decir que están haciendo del presidente de Siria un nuevo Hitler; ahora Ban Ki Moon, a nombre de todas las naciones civilizadas de la tierra le advierte a Israel que se está pasando de la raya y, adivine... lo acusa de antisemitismo

Pobrecito del sionista, buscando la tierra prometida encontró petróleo pero se murió de sed, diría Facundo Cabral. Huyendo del nazismo inventó el sionismo, pero se le pudrió y como la materia no se destruye, sólo se descompuso y se le convirtió en sionanismo.

Y así como el onanismo puede ser una actividad privada inocua, el sionanismo en público es realmente asqueroso. Esa es la reacción que  provoca el discurso sionista cuando dice que la discriminación está bien, que los muros están bien, que destruir viviendas palestinas está bien, que tener leyes donde la justicia tiene un ojo abierto para ver a los judíos y uno vendado para ver a los palestinos está bien.

El sectarismo y el apartheid, son como el mítico judío Onanya que el sionista, como se le identifica actualmente,  quiere darse placer solo, follándose al Sinaí. Qué pena porque el estrecho, tiene más de 5 mil años con la misma especie humana, unos que leen el Talmud, otros que lo hacen en el Corán y de dos mil años para acá, otros que consultan el Nuevo Testamento.

Si alguna vez Israel mereció un pedacito de planeta al que pudiera llamar suyo, lo ha perdido. Ya no sirve ni como policía del medio oriente. Hay que atribuirle gran parte de la responsabilidad de la crisis de refugiados sirios que hoy representa un nuevo problema para el mundo. Hay que agradecer a su paranoia, que hoy Irán tenga acuerdos que lo hacen un país conveniente a los intereses energéticos del mundo.

Pobrecitos los sionistas, solamente lo barato se compra con el oro y su discurso victimista ya es tan  corriente como barato

Israel ha sido tan malo para gobernar, tan injusto y discriminatorio, que a lo mejor no sería mala idea que la ONU le dé ahora su control al Vaticano, un tercero en discordia, y establezca un territorio libre asociado, con un mismo espacio geográfico y un triunvirato para gobernarlo.

¿Absurdo? Entonces por qué no lo fue entregar Palestina a los judíos, dándoles la oportunidad de convertir a decenas de miles en refugiados.

Durante más de medio siglo se le ha pedido a Israel lo mismo que se les ha concedido en todo el mundo civilizado, darle a los Palestinos el derecho no sólo de ser ciudadanos, sino ministros de Estado, Banqueros, industriales y comerciantes, con derecho a guardar sus propios capitales o hasta de tener su propia policía privada si sienten que es necesario para su seguridad.

¿Qué pasaría si en Caracas, la Ciudad de México, Barcelona o Japón, mañana se emitiera un decreto donde se anunciara que por el sólo hecho de ser de origen judío, estas personas perdían los derechos otorgados por la Constitución de esos países? ¡Absurdo! Exclamaría no solo un sionista sino cualquier ser medianamente inteligente. ¿Ah sí? Entonces por qué sí es válido para los palestinos en Israel. ¿Por qué para ellos no hay libre tránsito, créditos agrícolas o pasaportes?

Mi conclusión: ya no sigamos desprestigiando esa palabra noble que nombrábamos sionismo. Esa pública demostración que hace a diario Israel de su racismo y discriminación, de sus partes pudendas, requiere una nueva denominación. Si el lenguaje se construye y se transforma, llamémosle sionanismo, si no quiere llamarle francamente  SioNazismo.


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