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El dirigente español ofreció una entrevista. (Foto: Archivo)

El dirigente español ofreció una entrevista. (Foto: Archivo)

Publicado 2 octubre 2014



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El dirigente de Podemos habla sobre el trabajo desarrollado en el Europarlamento, y analiza de que forma los procesos de cambio abiertos hace más de una década en América Latina han influído en la experiencia de su partido-movimiento.

La cara visible del nuevo fenómeno político español -Podemos- explica cuál es su visión sobre la situación política, económica y social que vive su país. Para Iglesias, la recuperación de la que ya habla Rajoy es un “eufemismo”, y advierte un “afan de cambio” en los sectores populares ante las políticas de austeridad. Además, el dirigente de Podemos habla sobre el trabajo desarrollado en el Europarlamento, y analiza de que forma los procesos de cambio abiertos hace más de una década en América Latina han influído en la experiencia de su partido-movimiento. Por último, tiene tiempo para defender “los esfuerzos del gobierno argentino por defender la soberanía” frente al acoso de los llamados fondos buitre.

Recientemente Rajoy habló de cierta recuperación económica en el país, ¿cuál es la visión de Podemos sobre esto? ¿España está "repuntando", como afirma la versión del PP, o se mantiene estancada en la crisis económica que originó el movimiento de "indignados"?

En términos interanuales el PIB creció en los dos primeros semestres de 2014 un 1,2%, pero de ninguna manera esas cifras se traducen en una recuperación económica con un impacto positivo en la vida de la gente. La crisis se ha acentuado desde que se llenaron las plazas a partir del 15 de mayo de 2011, con el inicio del actual ciclo de movilizaciones. Actualmente hay más personas desempleadas, se eleva el índice de precariedad, los salarios son más bajos y hay más gente que se ha tenido que marchar del país desde que Mariano Rajoy llegó al gobierno. La deuda ya supera el billón de euros, los niveles de desigualdad se han disparado y los servicios públicos han perdido calidad y universalidad. A día de hoy, hay más de dos millones de personas que no cobran ninguna prestación por desempleo y 1200 personas la pierden cada día que pasa. 

Al mismo tiempo, mientras España pasa a estar a la cabeza de Europa en precariedad laboral, los beneficios de las empresas que cotizan en el Ibex 35 han aumentado un 67% en los últimos dos años y medio. Entre mediados de 2012 y la primera mitad de 2013 el número de millonarios en España aumentó un 13%. Al cierre del primer semestre de 2014, los bancos españoles han obtenido 6.363 millones de euros, un 19,5% superior al alcanzado en el mismo periodo del ejercicio 2013. El patrimonio de las grandes fortunas que operan en las SICAV ha crecido un 9,3% hasta junio. Ante este escenario, hablar de recuperación es un eufemismo, cuando no un insulto a la ciudadanía, que observa cómo la crisis no es consecuencia de un efecto meteorológico, natural, sino que tiene víctimas y beneficiarios. Cada vez más gente está convencida de que las mismas políticas de empobrecimientos y los mismos gobiernos que nos han traído hasta aquí, son incapaces de sacarnos de la crisis y que es necesario un cambio político. Es crucial contar con un gobierno responsable y decente que trabaje como cartero de la población y no como mayordomo de los ricos, para paralizar la dinámica de empobrecimiento. 

Las nuevas encuestas conocidas otorgan a Podemos una intención de voto similar a la del PSOE, y a tu figura en particular gran proyección. ¿Qué expresa este crecimiento vertiginoso luego de las elecciones al Europarlamento, donde sorprendieron con más de un millón de votos? ¿Cuáles son los próximos pasos concretos de Podemos en el escenario político-electoral de España?

Expresa el cansancio de la ciudadanía ante la vieja política, es decir, ante una política puesta al servicio de los intereses de unos pocos, opaca y monopolizada por los mismos actores políticos que ayudaron o nos condujeron expresamente a esa crisis. Expresa un afán de cambio que no debe tener otro protagonista que la ciudadanía misma. Podemos es una herramienta al servicio de ese proceso de cambio.

En cuanto a nuestros pasos, ahora mismo estamos muy centrados en la asamblea ciudadana "Sí Se Puede", de la que saldrán nuevos órganos y estructuras que esperamos sean ágiles y funcionales, así como transparentes, con vistas al ciclo político que se avecina, una fase que será crucial para este país. Para este fin se ha puesto en marcha un cuidadoso y ambicioso proceso de participación en el que miles de personas -más de 130.000 a esta altura- podrán presentar sus documentos y propuestas. De hecho, ya han empezado a hacerlo.

¿Cuál es la experiencia concreta de Podemos en el Europarlamento desde la asunción de sus bancas? ¿Buscan vincularse con otras experiencias de izquierda y progresistas en Europa, como Syriza en Grecia?

Podemos forma parte del grupo parlamentario de la Izquierda Unitaria Europea -GUE- al que ya pertenecen otras fuerzas políticas españolas de izquierda, como IU y otras formaciones, como el Syriza griego, el partido de Alexis Tsipras, que podría pronto proclamarse como primera fuerza en Grecia, Die Linke -Alemania-, el francés Front de Gauche -con Jean-Luc Mélenchon a la cabeza- o el Sinn Fein irlandés. Nuestro grupo, una fuerza importante en la Eurocámara y que aglutina a diputados de 14 países, no solo cree que otra Europa es posible, sino que ha de construirse una alianza específica de los países del sur contra el “austericidio” de la deuda. Nuestra experiencia concreta en el Europarlamento se enmarca en este contexto y, hasta el momento, es muy positiva. A pesar de ser recién llegados, conseguimos que la Izquierda Unitaria Europea designara mi candidatura a la Presidencia para refrendar el impulso soberano del sur de Europa contra las políticas de austeridad promovidas por la Troika.

¿Cómo han influído las experiencias de cambio en América Latina, durante la última década, en la creación de Podemos?

De la experiencia política latinoamericana hemos aprendido, en primer lugar, que, en contextos populares de crisis de legitimación, existen momentos en los que apuestas políticas audaces y flexibles pueden construir nuevas mayorías sociales. En España no hace mucho tiempo daba la impresión de que solo cabía respirar resignadamente, por usar una expresión del pensador argentino Nicolás Casullo, un "clima destituyente", esto es, la descomposición, el descreimiento, la desconfianza y el cinismo. Sin embargo, con Podemos entran en escena liderazgos, propuestas, símbolos y discursos nuevos que están sirviendo para articular un descontento de diferentes sectores sociales que hasta ahora solo se expresaba como una indignación más o menos amorfa. 

En segundo lugar, Latinoamérica nos ha enseñado que es posible una política no utópica de "lo imposible". Todo lo que se nos decía que era un marco "necesario" -y que permitía ciertos privilegios y beneficios- queda cuestionado cuando empujas el horizonte un poco hacia adelante y el equilibrio político de fuerzas cambia. "Sí se puede", como se ha escuchado en las calles españolas estos últimos años tras la emergencia del 15M y las diversas "mareas"  ciudadanas. Nosotros hicimos una campaña, por ejemplo, no con dinero de los bancos, sino de la población: con 110.000 euros, cuando 3 millones de euros era el gasto de los partidos tradicionales -PSOE y PP-.

¿Qué pensás de la actual disputa que mantiene la Argentina con los denominados “Fondos Buitre”?

Respecto a la disputa en torno a los "fondos buitre", parece evidente que lo que se visibiliza en Argentina es una lógica perversa -la de la deuda- que obliga a las clases trabajadoras y las generaciones futuras a una situación de exclusión. Estos dispositivos de endeudamiento neoliberal no son inocentes: recaen siempre sobre la población más desfavorecida y la extorsionan para hacerla renunciar a sus derechos políticos. Y no olvidemos que una población excluida de la responsabilidad política es una población obligada a encoger los márgenes de su democracia. En ese sentido, los esfuerzos del gobierno argentino por mantener la soberanía son un testimonio singular del esfuerzo por no perder el rumbo del único compromiso que cuenta: el de su pueblo.  


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