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Cuba y Estados Unidos tenían 50 años sin relación consular.

Cuba y Estados Unidos tenían 50 años sin relación consular. | Foto: Archivo

Publicado 14 agosto 2015



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Con la reapertura de las sedes diplomáticas se allana el proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales entre ambas naciones. 

El 17 de diciembre de 2014 la República de Cuba y Estados Unidos decidieron iniciar un proceso para restablecer relaciones diplomáticas, desde que en enero de 1961 este último, decidiera romperlas luego del triunfo de la Revolución Cubana apenas dos años antes. 

Fue el presidente de Cuba, Raúl Castro, quien anunció que tras sostener conversaciones con su par estadounidense Barack Obama, ambos acordaron adoptar medidas para mejorar el clima bilateral y avanzar hacia la normalización de los vínculos, basados en los principios del derecho internacional y la carta de las Naciones Unidas.

Como muestra de la histórica iniciativa, se produjo la liberación de tres de los Cinco héroes cubanos: Antonio Guerrero, Gerardo Hernández Nordelo y Ramón Labañino Salazar, quienes junto a René y Fernándo González habían sido sentenciados a largas penas por dar seguimiento a grupos extremistas radicados en la ciudad de Miami, estado Florida (EE.UU.), los cuales organizaban y financiaban acciones violentas contra Cuba. 

¿Qué falta para que Cuba y EE.UU. tengan relaciones normales?

En respuesta, Cuba otorgó la libertad al espía estadounidense Alan Gross, quien bajo la fachada de un programa de asistencia financiado por la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID), encabezaba un sigiloso proyecto para introducir satélites de forma ilegal a Cuba. 

En los siete meses siguientes, entre Cuba y Estados Unidos se ha desarrollado un diálogo al más alto nivel que ha incluído la flexibilización de ciertas medidas que mantenía el Gobierno norteamericano contra el país caribeño. Destaca el arribo a Cuba del primer vuelo directo desde Nueva Orleans (EE.UU.) en 57 años; la exportación comercial de tecnología para comunicaciones; el aumento de las remesas de 500 a 2 mil dólares por trimestre; el otorgamiento de licencias generales de viaje a ciudadanos estadounidenses en 12 categorías especiales como actividades periodísticas, educativas y familiares, correspondencia; así como la autorización para la exportación y ventas de bienes y servicios desde Estados Unidos. 

Uno de los sucesos más resaltantes en todo este trayecto fue la presencia de Cuba en la VII Cumbre de las Américas (9-11 de abril), evento en el que de manera unánime los mandatarios asistentes respaldaron dicho acercamiento bilateral. Allí, los presidentes Raúl Castro y Barack Obama celebraron un encuentro histórico tras más de 50 años de ruptura de sus relaciones diplomáticas.

Casi un mes después, el presidente estadounidense notificó al Congreso de su país la solicitud de excluir a Cuba de la lista de países “promotores del terrorismo”, en la que había figurado desde 1982 y en la que nunca, en primer lugar, debió estar.

Todos los países que integran esa lista acarrean sanciones por parte del Gobierno de Estados Unidos, entre las que podemos mencionar: vigilancia de las exportaciones con doble objeto; restricciones en la asistencia económica; restricciones financieras; bloqueo de créditos en el Banco Mundial e instituciones similares; y la prohibición a ciudadanos estadounidenses de entablar relaciones financieras con esos países. 

Con respecto a Cuba, esas medidas endurecieron y reforzaron el bloqueo económico, comercial y financiero mantenido desde hace más de 50 años. Para el 29 de mayo, en el marco de la cuarta ronda de conversaciones, el Departamento de Estado de EE.UU. confirmó la salida de Cuba de la lista de “Estados patrocinadores del terrorismo”. 

¿Qué gana EE.UU. con la reapertura de embajadas?

Reapertura de embajadas

A raíz del triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, bajo el liderazgo del Comandante Fidel Castro, se dieron varias acciones terroristas promovidas por el Gobierno de Estados Unidos, como lo fue la invasión de mercenarios a Playa Girón, entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés), derrotada rápidamente. 

Los continuos ataques contra Cuba se dieron porque el líder cubano inició una serie de transformaciones sociales que no fueron del agrado de Washington. Cuba retira en noviembre de 1959 al embajador en EE.UU., Ernesto López. 

El 3 de enero de 1961, el presidente Dwight Eisenhower, días antes de traspasar el poder a John F. Kennedy, rompe relaciones con Cuba, luego de retirar en octubre de 1960 a su embajador Phillip Bonsal. 

Desde este último hecho, el Gobierno de Estados Unidos arreció sus ataques contra Cuba, entre los que se encuentran: la prohibición de comerciar con Cuba (1963); firma del presidente George Bush de la “Ley para la Democracia Cubana” (Ley Torricelli ) que prohibe a las subsidiarias de las empresas norteamericanas en el exterior comerciar con Cuba (1992); el presidente Bill Clinton aprueba la Ley Helms-Burton que buscó desestimular la inversión extranjera e internacionalizar el bloqueo a Cuba (1996).

Luego de un poco más de 54 años, el 1 de julio de 2015 el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), anunció que para este 20 de julio Cuba y Estados Unidos abrirían embajadas permanentes en sus respectivas capitales. 

¿Qué representa la apertura de estas embajadas?

Una embajada es la representación diplomática permanente de un Estado ante otro, cuya sede usualmente se fija en la capital de cada país. Por esto, la embajada de Estados Unidos se ubica en La Habana y la de Cuba en Washington.

Dentro de las funciones que desempeña una embajada, en este caso de su figura máxima, el Embajador, destacan las siguientes: informar a su Gobierno sobre los eventos sociales, económicos, militares y políticos que tienen lugar en el territorio donde se encuentra; proteger los intereses de su país en el país receptor; negociar con el gobierno del Estado anfitrión lo que su propio gobierno demanda o espera; promover las relaciones amistosas entre ambos Estados. También se encarga de preparar tratados comerciales, políticos, culturales, visitas de Estado, entre otros. 

Ambas embajadas, las de EE.UU. y Cuba se consideran como residentes, dado que la sede se encuentra situada en el territorio del Estado ante el que se encuentran acreditadas. Dentro de ellas existe un agregado de defensa o agregado militar, que es el responsable de mantener los contactos entre las dos fuerzas armadas, así como de los negocios de material militar. 

A pesar de las distintas muestras de acercamiento de Estados Unidos hacia Cuba y la voluntad de restablecer las relaciones diplomáticas, quedan varios temas pendientes en la agenda, el principal lo representa el reclamo cubano del fin del bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por Washington desde hace más de medio siglo. 

Dicho bloqueo viola los derechos humanos del pueblo caribeño y contraviene los principios fundamentales del Derecho Internacional: Principio de igualdad soberana, Principio de no intervención, Principio de la Independencia y Derecho a la nacionalización. 

El presidente Raúl Castro reafirmó en su intervención el pasado 15 de julio ante el Parlamento cubano, que para normalizar las relaciones de su país y Estados Unidos, es necesario eliminar el bloqueo. Pero el mandatario no se detuvo allí, sino que reiteró el reclamo de la devolución del territorio, ilegalmente ocupado, de la base naval de Guantánamo, el cese de transmisiones radiales y televisivas desde Estados Unidos hacia Cuba y la eliminación de programas de desestabilización. 

El mandatario cubano agregó que su Gobierno "tiene la disposición de avanzar en la normalización de las relaciones, convencido de que ambos países podemos cooperar y coexistir civilizadamente, en beneficio mutuo, por encima de las diferencias que tenemos y tendremos, y contribuir con ello a la paz, la seguridad, la estabilidad, el desarrollo y la equidad en nuestro continente y el mundo".

En algo debemos estar claros: Estados Unidos no ha claudicado en su interés de dominar a Cuba, solo ha cambiado de estrategia. Si revisamos la historia nos podemos dar cuenta que hacia la mayor de las Antillas, Estados Unidos siempre ha aplicado el garrote.

No podemos olvidar que en los 54 años de distanciamiento diplomático, el Gobierno estadounidense ha aplicado las más viles estrategias para “torcerle el brazo” a la Revolución Cubana: invasión mercenaria en Playa Girón; atentados terroristas en sitios públicos; decenas de intentos de asesinato contra el Comandante Fidel Castro; voladura del vuelo de Cubana de Aviación por parte de su aún protegido Luis Posada Carriles; asfixia económica; boicot en Naciones Unidas cuando casi la totalidad de los Estados ha votado contra el bloqueo; guerra psicológica y mediática; ataques bacteriológicos; financiamiento a jóvenes para subvertir el orden constitucional y apoyo a todo un andamiaje terrorista que reside en Miami, a un poco más de 90 millas de Cuba.

Por tanto, no se trata de un acercamiento altruista ni romántico, ni mucho menos podemos pensar que el Pentágono ha dejado a un lado sus pretensiones de control sobre Cuba, el Caribe y Suramérica. El expresidente y profesor dominicano Juan Bosch había afirmado que ya para el Gobierno de Kennedy, el complejo militar-industrial tenía mucho más poder que el poder civil, traduciéndose esto en que, en materia de política exterior son éstos quienes la dirigen y no el Presidente de turno, en este caso Obama.

Bosch -por cierto derrocado por Estados Unidos en 1963- en su libro El Pentagonismo: sustituto del imperialismo, escrito en 1967, dice: “Los Estados Unidos acabarían siendo una nación con dos gobiernos: el gobierno civil para el interior y el gobierno militar para el exterior. El pentagonismo, continúa Bosch “no se mezclaría en la política interior (…) pero el gobierno civil tendría que actuar fuera de los Estados Unidos de acuerdo al pentagonismo.

“El pentagonismo necesitaba el campo internacional para moverse libremente, y su actuación en el extranjero produciría miles de millones de dólares en los Estados Unidos”, afirmó en ese entonces.

 

La visión de Bosch sobre el Gobierno estadounidense hace 48 años no ha cambiado, más bien se ha confirmado y demostrado en las decenas de golpes de Estado promovidos desde Washington; la invasiones a varios países de Medio Oriente; su apoyo al régimen israelí; su depliegue militar en Africa y Europa; la política de guerra preventiva; los bombardeos a pueblos indefensos por medio de aviones no tripulados; y su constante conflicto con los gobiernos que no se pliegan a sus designios.

Mientras Obama -como representante del poder civil- se acercaba a Cuba, Estados Unidos aplicó sanciones contra el Gobierno legítimo y constitucional del presidente Nicolás Maduro y meses antes había el vicepresidente Joe Biden advertido a mandatarios caribeños que salieran de Petrocaribe porque “el Gobierno de Venezuela pronto caerá”; respalda a la oposición golpista de la hermana República de Ecuador; acusa al presidente boliviano Evo Morales y a su país de promover el narcotráfico, a pesar de que Colombia es el primer exportador de droga a Estados Unidos; y en el último de sus actos hostiles, a través de la Exxon-Mobil, apoyó y financió al ahora presidente de Guyana, David Granger, con el fin de exacerbar un conflicto limítrofe con su vecina Venezuela, como afirmó a principios de julio el jefe de Estado venezolano.

En el fondo está la dominación imperial, el quiebre de Petrocaribe como mecanismo de integración y complementariedad regional, el dominio de la región frenando las inversiones de China y la influencia política de Rusia.

Cuba, como dijera el segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura, “cuenta con una juventud fuerte y preparada para continuar con el proceso revolucionario”.

Cualquier pretensión de violar la soberanía y la autodeterminación de Cuba tendrá a un pueblo que mantuvo su dignidad intacta por más de cinco décadas de hostilidades, y que además conoce su historia, el arma más importante con la que cuenta.

LEA TAMBIÉN:

Cronología de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos


Comentarios
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Comentarios
Las intenciones de EE/UU. son claras, mientras finge relaciones limpias y respetuosas con Cuba, ataca a Venezuela, Ecuador y Bolivia. Como dijo el mismo Obama ante la gusanera: 'tras el fracaso del bloqueo, necesitamos cambiar de estrategia'.
El bloqueo es un acto de terrorismo de estado. Equivalente al que Hitler puso sobre Leningrado en la II guerra mundial. Es un acto de genocidio. ¡Abajo el bloqueo contra Cuba ya!
Otra forma de desestabilizar al gobierno cubano. El bloqueo durante estos más de 50 años ha sido un obstáculo para que EU ponga en práctica el guion que usa en Ecuador, Venezuela, etc. ¡Abajo el bloqueo contra Cuba ya!.
Nota sin comentarios populares.