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Putin a Hungría, una visita estratégica

| Foto: Archivo

Publicado 17 febrero 2015



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La visita a Hungría y sus resultados son un paso que fortalece a Rusia en el plano internacional, en una Europa inquieta por la situación en Ucrania y el rechazo creciente a las políticas de la UE que han motivado el fortalecimiento de proyectos alternativos en Grecia y España. 

Varios medios de comunicación han destacado la visita del presidente ruso Vladimir Putin a Hungría desde una perspectiva que hace énfasis en los riesgos para la Unión Europea y Estados Unidos. teleSUR ofrece un informe sobre la visita del mandatario a Hungría.

Las relaciones entre Rusia y Hungría

Rusia es el tercer socio comercial más importante de Hungría, después de Alemania y Austria. El intercambio comercial entre los dos países alcanzó los 7 mil 900 millones de dólares en 2014.

Moscú satisface 90 por ciento de las necesidades gasíferas de Budapest y exporta hacia ese país rubros como madera y petróleo. Adicionalmente importa mercancías húngaras como medicamentos, equipos telefónicos y repuestos para vehículos. Sectores como el energético, la industria atómica, la agricultura, el turismo son ejes económicos que deben ser tomados en cuenta a la hora de analizar sus relaciones geoestratégicas.

El peso del mercado ruso para los productos húngaros es enorme como para renunciar a ellos. Este volumen comercial explica que el primer ministro húngaro Víctor Orban advirtiera en 2014 ante las sanciones de occidente a Rusia que, “La Unión Europea se disparó a sí misma en el pie".

Durante la reciente visita ambos mandatarios firmaron cinco acuerdos de cooperación en educación, sanidad y energía atómica.

¿A qué va Putin a Hungría?

Rusia está interesada en fortalecer las relaciones bilaterales para romper con la política de aislamiento que mantiene la Unión Europea y Estados Unidos. Esta estrategia incluye los siguientes aspectos:

Abrir la posibilidad de incorporar nuevas voluntades al proyecto de gasoducto Turkstream, que independizaría el suministro de gas a países como Turquía, Macedonia, Serbia y Hungría; sin tener que depender de Ucrania. Este gasoducto sustituye el proyecto Southstream, cancelado por presiones de la Unión Europea.

El primer ministro Orban ha manifestado el interés de Hungría de recibir gas a través del Turkstream. Recientemente Putin visitó Turquía en donde se firmaron importantes acuerdos en materia económica y energética.

Por otra parte, Rusia está interesada en el desarrollo del acuerdo de construcción de dos nuevas unidades nucleares en la central Paks al suroeste de Hungría. En la central atómica de Pask, ribera occidental del Danubio, se produce el 40 por ciento de la energía que consume el país. El nuevo proyecto sería desarrollado por la empresa estatal rusa Rosatom.

La obra permitirá mayor independencia energética a Hungría, lo que significa, además, un mejor posicionamiento en Europa. La obra será financiada por Rusia mediante la asignación de 10 mil millones de Euros (80 por ciento de los costos de construcción), en un préstamo a 30 años; mientras Budapest aportará mano de obra, lo que implica la generación de nuevos puestos de trabajo.

La licitación por la obra fue ganada por la rusa Rosatom, a pesar de las presiones de la UE, que compitió con la francesa Areva SA, Korea Electric Power (Kepco) de Corea del Sur, Toshiba Corporation de Japón y Westinghouse Electric Co. de los Estados Unidos. Una decisión que destaca la importancia de las relaciones con Rusia por parte del gobierno húngaro.

Rusia fortalece su posición geopolítica.

Sin duda el movimiento diplomático del presidente Putin golpea directamente a Ucrania, país beneficiado por el tránsito del gas desde Rusia hacia Europa por el cual cobra una cuota. Esto merma la dependencia de Moscú con respecto a Kiev, evade el chantaje de este último y golpea sus ingresos ya precarios debido a la guerra interna con los independentistas de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk.

No olvidemos que Kiev ha tenido resultados militares adversos en Lugansk y Donetsk, un hecho que debilita las posiciones de la UE y EE.UU., y fortalece la presencia rusa de cara al proceso de paz en la región y los intentos de occidente de aislar a Rusia.  

La política de Putin se complementa con la decisión de fortalecer las relaciones con China; así como negociar con el gigante asiático y con otros países utilizando sus propias divisas, evitando las fluctuaciones y la dependencia del dólar. Adicionalmente, con China se construye un oleoducto que cruzará Siberia hacia Asia para el suministro de hidrocarburos a este país, diversificando los ingresos a la economía rusa en un futuro cercano.


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