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Scioli y Macri debatirán este domingo en la Facultad de Derecho de la UBA.

Scioli y Macri debatirán este domingo en la Facultad de Derecho de la UBA. | Foto: teleSUR

Publicado 22 noviembre 2015



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Los problemas que la derecha liberal y popular tienen en sus agendas, desde el levantamiento del cepo a la seguridad represiva, en el discurso de Scioli se resuelven indirectamente a partir de la competitividad de la economía y la creación de oportunidades. 

Este domingo no se juega una elección presidencial más sino una alternativa que la Argentina vino construyendo desde 2003 junto a otros países de la región, bajo el liderazgo de Néstor y Cristina Kirchner.

Ésta consistió en la reconstrucción de la soberanía popular y de un Estado redistributivo, que se concretó a través de diferentes políticas públicas que dieron lugar a un modelo de mercado interno.

En un mundo en el que, luego de la caída del Muro de Berlín se produjo una concentración acelerada del capital y en el que esta

​G​lobalización asignó a Latinoamérica una neodependencia que en la Argentina consagraron los gobiernos neoliberales de la década del 90` - el de Carlos Menem y el de la Alianza-, lo que se juega entonces es la continuidad de esta alternativa al neoliberalismo, proyecto que sigue vigente en la región y en el mundo. Desde los intentos destituyentes en Brasil, hasta las recetas que pregonan los organismos regionales e internacionales al otro lado del Atlántico (la Comisión europea liderada por Alemania, el FMI, el Banco Mundial, etc.) para los países de la periferia europea como Grecia, España, Irlanda y Portugal  vehiculizan este proyecto.
En Argentina, el neoliberalismo sigue teniendo hoy representación, por más de que digan que "esto ya fue".  El liberalismo siempre niega el conflicto. En el contexto de la campaña electoral -y más allá de ésta-, el análisis del discurso permite entablar la relación entre las ideas y los proyectos políticos mundiales y nacionales.

Si un candidato, expresa a través de los principales referentes económicos de su espacio que hay que "levantar el cepo y dejar librado al mercado la fijación del tipo de cambio", no está proponiendo otra cosa que un gobierno del mercado, o sea, un modelo neoliberal. Esto es lo que postula el espacio Cambiemos que lidera Mauricio Macri, que se ubica segundo en las encuestas después de Daniel Scioli, el candidato del oficialismo.

Siguiendo esta metodología de análisis, Sergio Massa, que se ubica tercero en la mayoría de los estudios de opinión, representa la otra cara del Estado mínimo. El eje discursivo del candidato del Frente Renovador, que se articula en torno a propuestas de seguridad entendidas estrictamente desde la represión -y no desde la generación de oportunidades- y, sobre todo, la de utilizar a las fuerzas armadas (FFAA) para la seguridad interna con la excusa del combate al narcotráfico, recogen íntegramente la doctrina de la seguridad nacional que implantó EE.UU. desde los 80' y que en la región dio lugar a la más feroz represión durante las dictaduras militares.  

La polémica propuesta expresa, además, el paradigma de combate al narcotráfico que surgió del mismo centro, cuyo fracaso contundente se evidencia en los más de 45 mil  desaparecidos que dejó en Colombia y en los 25 mil que dejó en México, según cifras oficiales en ambos casos. En lo que respecta al interés que subyace a esta política, el papa Francisco ha sido muy claro: no sólo fracasó sino que constituye una excusa para la intromisión en asuntos internos.

Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria, que se ubica primero en las encuestas, representa la alternativa al neoliberalismo que viene construyendo el país y la región. Ahora bien, ¿esto se infiere de que es el candidato del movimiento político que construyó esa alternativa? Sí, pero sólo en parte, precisamente porque esta alternativa se basa en la reconstrucción y legitimación permanente de la representación, es decir, en liderazgos que se construyen colectivamente.

Pero sintetizemos el discurso de Scioli. Continuidad, profundización del modelo y desarrollo, que se interpretan desde el espacio político como ambición de progreso a partir de lo conseguido, es decir, de más y mejor trabajo, de acceso a la vivienda, de una mejor salud, una mejor educación, de seguridad ciudadana, etc. Cabe señalar que, la interpretación de las aspiraciones colectivas que hace un candidato o partido, implican siempre una selección que está estrechamente relacionada con sus propuestas y con el programa del partido o frente.

Los problemas que la derecha liberal y popular tienen en sus agendas, desde el levantamiento del cepo a la seguridad represiva, en el discurso de Scioli se resuelven indirectamente a partir de la competitividad de la economía y la creación de oportunidades. Todo el discurso se articula en torno a la propuesta central de ampliar el mercado interno, profundizar la industrialización y crear oportunidades de trabajo. Por último, la inserción regional es vital para relacionarse con los demás actores de este mundo y, las proyecciones de continuar las relaciones con los actores emergentes que vienen configurando un orden multipolar como China y Rusia, también están presentes en el discurso del candidato del oficialismo. Estas relaciones que Scioli concibe en su discurso como estratégicas, sobre todo con América Latina y China, en Macri se expresan en forma muy negativa, casi hasta la demonización, aunque no así en Masa.

El domingo se elige entonces entre la continuidad de un gobierno popular o la reimplantación de un gobierno neoliberal o del mercado. Como ya dijimos, la primera opción es la que construyó Latinoamérica en la última década, con una tendencia hacia un nuevo socialismo del siglo XXI en los países del bloque del ALBA.

Para sintetizar, la cuestión de la sucesión no es entonces una tema de disputa de poder al interior del movimiento nacional-popular. Por más de que existan líneas internas, el sciolismo, el kirchnerismo, el cristinismo, el peronismo, etc. el sujeto que vehiculiza las transformaciones de los últimos años necesita reencarnarse en un nuevo liderazgo colectivo que mantenga vigente el programa de gobierno que dio lugar a este modelo que ha sacado de la pobreza y la exclusión a tantos argentinos.

Esto lo sabe Scioli, quien ha dado varias muestras, a través de sus propuestas, de la elección de su gabinete, de la apertura hacia sectores de la economía nacional y popular -el anuncio de la creación de un ministerio para la materia es todo un signo de estar a la altura de la época-, de sus vínculos con los principales líderes de la región y de su apertura hacia los emergentes como China y Rusia.

Por lo demás, en este momento histórico, el liderazgo es una construcción permanente. A partir de este análisis basado en el discurso, podemos inferir que Scioli va a legitimarse en origen el domingo. Luego vendrá la legitimidad de ejercicio.

*Internacionalista/Politóloga (Flacso-Argentina)


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