Entre la Santa Sede y EE.UU. existió una alianza durante el origen de la Guerra Fría (1947) contra la antigua Unión Soviética, para frenar la creciente influencia del comunismo pro-soviético en Europa y el mundo entero.
En 1945, antes de la creación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en los Estados Unidos (EE.UU.), existió la Oficina de Servicios Estratégicos en Tiempos de Guerra (OSE) que creó lazos con el Vaticano. Estas instituciones trabajaron juntas en acciones que pretendían la expansión de la Democracia Cristiana y la promoción de los valores anticomunistas de la Iglesia Católica.
Después de la II Guerra Mundial, el director de la OSE, Allen Dulles, afirmó que su lucha no debía ser contra el nazismo, sino contra los soviéticos, cuya propuesta fue elevada y aceptada abiertamente en el Vaticano.
Fue así como las Schutzstaffel, conocidas como las SS nazis, enviaron un mensaje a Dulles por medio de la Santa Sede, para firmar “la paz” por separado con los EE.UU. y unirse ellos también a la alianza contra el comunismo.
El director de la OSE se reunió con otros oficiales nazis y forjaron junto con el Vaticano un “triunvirato”, dirigido a frenar la influencia de la Unión Soviética (URSS) en Europa y el resto del planeta.
El entonces Papa Pio XII solicitó al jefe de la sede OSE en Roma, James Jesús Angleton, prestar toda la colaboración posible en la lucha anticomunista.
Angleton, quien era un “católico practicante” se valió de todos los recursos para impedir que la resistencia del Partido Comunista Italiano superara el poder de la Iglesia, pues Pio estaba convencido de una supuesta campaña en su contra.
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Desde entonces, Angleton se convirtió en el mensajero entre el Vaticano y Washington, cuyas decisiones se evaluaban entre sí para destruir “la amenaza comunista”.
En 1952, el encargado de la antigua CIA, otro “católico devoto” William Colby pasó a dirigir las operaciones de esta agencia en Vietnam. Fue él quien estableció una red de informantes en la Secretaría de Estado del Vaticano, así como en cada congregación y tribunal que ayudaba a la CIA para contrarrestar el espionaje soviético y su expansión mundial.
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Los sacerdotes del ámbito internacional le contaban todo al Vaticano de lo que acontecía en sus países. Mientras que en Filipinas los comunistas intentaban llegar a la población tradicionalmente católica, la CIA estuvo siempre preparada para lanzar ataques.
La mafia organizada formó parte de la alianza
El jefe de Inteligencia Especial de la CIA en China, coronel Paul E. Helliwell había pensado en otra alianza más radical entre EE.UU., el Vaticano, los exnazis y el crimen organizado.
Por tal razón, las agencias de inteligencia estadounidenses sacaron de la cárcel a un capo mafioso, Lucky Luciano, para que efectuara ataques terroristas aislados y construyera un impero de narcóticos, que generara un clima de tensión.
Los EE.UU. y el Vaticano invirtieron millones de dólares en estas operaciones. El primer ataque de gran magnitud en Europa se realizó el 12 de diciembre de 1969, cuando una bomba estalló en el vestíbulo de la Banca Nacional de Agricultura en Milán, Italia y al menos 17 personas murieron.
Luego de una hora, tres bombas estallaron en Roma; y se registraron más de 15 mil actos de violencia desde enero de 1969 hasta el 31 de diciembre de 1987, en los que fallecieron más de 490 personas.
CIA, Vaticano y el Plan Cóndor
Comenzó entonces la persecución contra líderes de izquierda, no sólo en Europa, sino en América Latina (Bolivia, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina).
Esta operación que se denominó Plan Cóndor, se dirigió a atacar a los gobiernos progresistas partidarios de la nacionalización de las industrias privadas (de capital extranjero). Un ejemplo fue el mandatario chileno Salvador Allende, víctima de este Plan que contó con la aprobación de los representantes de la Iglesia en Chile.
Dato-→ La CIA y el Vaticano comenzaron la Operación Cóndor en la década de 1970, cuando se suscribió el apoyo de los obispos chilenos para el derrocamiento del Gobierno del presidente Allende.
@MorenoGuillermo El Vaticano fue tan culpable del asesinato de #MonsenorRomero como lo fueron los "escuadrones de la muerte" y la CIA
— Jaespian (@joseespinosa01)
Mayo 25, 2015
Un grupo de obispos chilenos trabajaron en estrecha colaboración con las organizaciones financiadas por la CIA, entre ellas Patria y Libertad, que más tarde se convirtieron en la temida policía secreta chilena.
Ver→ Italia: Inicia juicio contra implicados en la Operación Cóndor
La guerra de la CIA contra el comunismo y los movimientos de izquierda se ejecutó en Latinoamérica contando siempre con la ayuda del Vaticano.
Richard Allen, exconsejero de seguridad del presidente estadounidense Ronald Reagan, afirmó que “la relación de Reagan con el Vaticano fue una de las más grandes alianzas secretas de todos los tiempos”.
El sacerdote López Sáez, en un libro publicado por él, afirmó que el ascenso de Carol Wojtila (Juan Pablo II) a la jefatura del Vaticano había sido decidido a lo largo de la década de los setenta, en la Casa Blanca y en los círculos del poder económico de EE.UU.
Actualmente no se descarta la participación de esta agencia en los golpes blandos contra América Latina.